Joaquín (4 años) y yo hemos tenido nuestra primera pelea. En realidad no sé si llamarlo una pelea porque básicamente el se molestó conmigo porque lo castigué. Le dije que no vería ni un capítulo de Netflix antes de irse a dormir porque le mordió el pie a su hermanita. Se puso histérico. Lloraba, gritaba y hasta me empujó, en un momento casi pierdo los papeles pero me acordé de ese post que escribí hace poco sobre el abrazo que lo soluciona todo (léelo aquí), así que decidí agacharme abrazarlo y decirle que entendía que el estaba molesto pero que hizo algo malo y que eso tiene consecuencias.

Luego se calmó y lo asumió, pero seguía molesto y como quería también hacerme sentir mal venía al otro cuarto donde yo estaba y me decía cosas como: «sabes qué… el próximo año no te voy a invitar a mi santo» «ya no voy a jugar contigo» «no te voy a prestar mis juguetes» «ya no voy a almorzar contigo nunca más!» Por dentro me moría de la risa, porque sabía que el lo decía porque estaba molesto y solamente lo quería apachurrar y llenar de besos. Pero obviamente nunca me reí, por el contrario le decía: «¿nunca más? ¿Y ahora con quien voy a almorzar?» «Por favor déjame jugar contigo es mi momento favorito del día» y el me contestaba: «No, nunca más estoy molesto».  Estaba muy molesto.

Me encantó que el identificara sus sentimientos y como mamás hay que permitírselos y hacérselos notar.  «Estás molesto, enojado, triste porque no puedes hacer lo que tú quieres». Todos nos molestamos y tenemos rabia es normal y es parte de ser humanos. Felizmente nunca me dijo «mala» ni «te odio» algo que a veces pasa cuando los niños se molestan y obviamente también lo dicen porque están enojados. El quería hacerme sentir mal quitándome cosas que sabe que me encantan hacer con el, así como yo le había quitado a el la posibilidad de ver tele como le gusta. Los niños son muy inteligentes, es cierto eso de que son nuestros pequeños maestros.

Al día siguiente cuando lo recogí del nido me abrazo y lo primero que me dijo es: «mami quiero almorzar contigo» y yo súper emocionada lo abracé y le dije «que bueno yo también!». Mi chiquitín está creciendo, toma sus decisiones y acciones de acuerdo a lo que siente de una manera más consciente. Dicen que hijos pequeños problemas pequeños, hijos grandes problemas grandes. ¿Será verdad?  

Lo que nos espera….]]>

Escrito por kiki

Deja un comentario