No estuve escribiendo mucho porque la semana pasada estuvimos de viaje. Recién volvimos y creo que necesito unas vacaciones de las vacaciones jaja. En realidad el viaje no fue de vacaciones sino que acompañamos a mi esposo a un viaje de trabajo a Buenos Aires y aprovechamos de ir (Joaquin y yo) ya que el fin de semana siguiente se casaban allá unos amigos nuestros.  Joaquin y su papá son argentinos así que estuvo genial el viaje para que vean a la familia y amigos.
No creo ser la primera ni la única… pero literalmente no he parado y estando fuera de casa se pierde un poco la rutina y todo resulta más trabajoso. Entre cambiar pañales, hacer comidas, perseguirlo, jugar, hacerlo dormir, bañarlo, etc.  Llega un momento que una supera y se vuelve la mamá flexible que declara: En las vacaciones todo vale! Yo lo hice y  la verdad es que es la única forma de relajarse un poco y disfrutar.
Algunos aspectos en los cuales me relaje fue el tema de los horarios, los de comida si los trate de mantener (pobre no lo podía matar de hambre), pero los de las siestas y dormida en la noche los deje al azar. Tipo dormía cuando podía y quería. También le permití jugar con cosas que normalmente no le doy como por ejemplo: el celular, la cuchara y revistas. Salimos algunas noches con Joaco incluido, en una salida a comer estaba tan emocionado que se acostó a las 11 de la noche no paraba de correr por todos lados!
No quedó otra que aplicar esa consigna de todo vale porque de lo contrario no me hubiera relajado y cuando uno viaja la idea es pasarla bien. Mi temor era malograrle la rutina, pero ellos también se dan cuenta que están fuera de casa y se adaptan, así que no vale la pena estresarse demasiado. Ahora hemos vuelto y todo volvió a la normalidad.  Ayer mi esposo me decía: «Felizmente no se fregaron los horarios ¿no?»  ¡FELIZMENTE!

Juega con lo que quieras Joaco… tres minutos de paz lo valen jaja

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